Cosmética del asesino.

Después de ver a A. y a su mejor amigo M arrastrando una lavadora de 70 kilos por el pasillo de mi nueva casa ( «Ese hombre está locamente enamorado de tí si hace eso » dijo Arcadio después de aquello), sudando como cerdos e intentando meterla por un hueco por el que jamás entrará (ahí queda mi lavadora), Santi, el novio de Arcadio, estaba hojeando la guía del ocio, y descubrió una obra de teatro basada en una novela  de Amelie Nothomb.

Amelie Nothomb es una escritora belga criada entre otros lugares en Japon y China. En España sus libros se publican en una editorial muy reconocida, con autores de destacada calidad, y es estudiada en la Universidad, y en cambio en Francia, la consideran literatura de bestseller y es denostada por los intelectuales y profesores de literatura. Algo similar a lo que pasa con Lucía Etxebarría pero a la inversa entre los dos mismos países.

Como Amelie Nothomb me encanta,y a Santi también, nos entusiasmamos mucho. Y Arcadio, se entusiasmó también con nosotros. Las entradas no eran caras, obviamente, las más baratas, que son las que compramos, las de arriba del todo, allí allí allí donde se juntan agua y  nubes.

Pero cuándo íbamos a pasar al interior del teatro, el chico de las entradas nos preguntó si queríamos formar parte de un experimento teatral y sentarnos en el escenario (que simulaba la sala de espera de un aeropuerto), entre los actores…

Y esta es la historia de como Arcadio, Santi y yo, vimos cosmética del asesino desde dentro. Escuchando a los actores respirar, sintiendo sus ojos clavados en los nuestros y rozándonos al pasar. Dos hombres que interpretaban a uno mismo, en una construcción-deconstrucción de un crimen.

COSMETIC-200